Del amor y el arte
Hay, en el mundo, personas que aseguran no tener la capacidad para crear y recrear el arte, si tan solo supieran que el arte que crean rodea a su persona.
¿cómo
no podrían no saber producirá arte? Si lo que se escribe con amor es la más
bella poesía, lo que se dice con la voz que transmite calma y alegría es música
que cautiva a la alma que la oye, el rostro sereno y feliz es el lienzo
perfecto para dibujar la sonrisa más bella.
¿Quién
puede asegurar que no sabe crear arte? Si el hecho de amar es la forma más
elevada del arte, muchas personas son capaces de darse al arte, pero muy pocas
pueden asegurar que saben amar; no falta quien asegura que la vida sin arte es
un error, pues yo les digo a esas personas que prueben vivir sin amar ni
recibir amor y sabrán lo difícil que se tornará la vida.
Tiene
razón quien asegura que “así como el amor se nutre de la belleza, el arte se
nutre del dolor” aun así no puedo dejar de advertir una visión muy sesgada en
esta frase, pues el arte se nutre del dolor pero no por puro morbo, sino que lo
hace para transformar el dolor en algo bello y así atraer al amor mientras sana
de las viejas heridas producidas por el dolor que hubo en el pasado.
Personalmente,
veo en el arte, el último grito, el más desesperado, pidiendo ayuda, mientras
la gente aplaude ovacionando al artista, el artista se hunde más y más en su
dolor, excepto que produzca su arte expresando su amor por sí mismo, alguien
más o hacía la vida misma, celebrando lo buenos y lo malo que tiene la vida.
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